conclusiones

¿Necesitas ayuda con tus conclusiones?

Seguramente eres estudiante universitario y estás atravesando la escritura de tus trabajos finales. Pero no todo es perfecto. ¿Te falta redactar las conclusiones y no sabes por dónde comenzar? ¡No te estreses más! En este artículo te explicaremos qué son y para qué sirven, y te daremos todos los tips para que sepas cómo redactar correctamente las conclusiones de tus trabajos académicos, sin importar si son TFG, TFM o Tesis doctorales. 

¿Qué son las conclusiones de un proyecto universitario?

Las consideraciones finales o conclusiones suponen la última etapa de tu trabajo de investigación. En esta sección, te encargarás de condensar y exponer las implicancias fundamentales del proceso. Esto a partir de la información y los resultados obtenidos en las etapas previas.

Tendrás que destacar que no se trata meramente de un resumen de lo ya expuesto a lo largo del trabajo. Esto es algo que suele generar confusiones. Pero lo cierto es que son otros apartados los que se encargan de aquello. En este caso, por el contrario, la recapitulación debe lograrse retomando las hipótesis formuladas para aceptarlas, ampliarlas o rechazarlas.

Además, vas a volver a la estructura y contenido de la introducción para intentar mantener cierta coherencia global. Podemos partir de aquí para estructurar nuestros hallazgos y dar respuesta a los problemas formulados. 

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¿Para qué sirven las conclusiones?

En este sentido, las conclusiones de cualquier trabajo son la instancia donde podrás dejar registro de tus aportes al tema o área de investigación. También debes causar una impresión duradera en nuestro lector. Esto puede contribuir a que personas aledañas o incluso ajenas a la temática se interesen por el trabajo.

¿Cómo redacto mis conclusiones? Tips y consejos 

Con todo lo que hemos dicho hasta ahora, quizás te hayas entusiasmado o sientas más presión al respecto. Sin embargo, muchos han pasado por esta etapa y saben lo que cuesta concretar una investigación

Muchas veces también sucede que tienes todas las ideas en tu cabeza, pero no sabes cómo escribirlas y expresarte adecuadamente. No existe una única forma de responder a esta pregunta. El punto clave es que encuentres la manera que más te favorezca y con la cual te sientas cómodo.

qué son las conclusiones

Aunque no hay fórmulas para escribir, sí existen una serie de tips y consejos que puedes usar a la hora de escribir las conclusiones de tu proyecto. Se trata de ejercicios o recomendaciones que te facilitarán la tarea para que no te consuma más del tiempo del necesario. Por otra parte, aprenderás cuestiones básicas sobre el empleo del lenguaje técnico y una estructura sintáctica adecuada. 

Espera hasta el final del proceso de investigación para redactarlas

Parece un asunto obvio. Pero la verdad es que, a veces, no se respeta este aspecto organizativo en la práctica. Hay varios factores que afectan y condicionan este error. Por un lado, está la ansiedad que sentimos por adelantarnos a una etapa a la que todavía no hemos llegado. ¡Sí, a todos/as nos ha pasado! No obstante, no puedes llegar al final del recorrido salteándote instancias intermedias y que, necesariamente, debes recorrer.

Y no se trata solamente de una cuestión de pasos a seguir. Lo que sucede es que, en un proceso de investigación, el orden de los factores sí afecta al producto. Para decirlo de un modo claro: es imposible obtener conclusiones si todavía no hemos terminado de analizar los datos recolectados.

Esto sucede, justamente, porque se trata de un encadenamiento lógico de las diferentes etapas. Por supuesto que podemos prever ciertas regularidades o patrones a medida que tabulamos la información. En este sentido, es imprescindible que puedas registrar de antemano, a la manera de un borrador, estas aproximaciones más generales para revisarlas luego.

Sin embargo, no te apresures a una interpretación si la etapa analítica no está concluida. ¿Por qué? Esto podría falsear todo el trabajo que has hecho hasta ahora. Y no estarías sosteniendo una postura objetiva en relación con el conocimiento al que esperas contribuir.  

Retoma lo que planteaste en la introducción para que se mantenga la coherencia

La introducción que hayas escrito determina cómo expondrás tus conclusiones. Incluso, muchas veces se recomienda redactar al final del proceso ambas partes, comenzando por el apartado introductorio y siguiendo por las consideraciones finales. Este esquema de escritura sigue un criterio básico: solo cuando hayas concluido el proceso, sabrás con más claridad cómo lo has atravesado. 

En consecuencia, los elementos que deberás recuperar de la experiencia reciente y con mayor precisión son: 

  • Elección y justificación del tema: ¿En qué consistió mi investigación y por qué es importante estudiar este fenómeno?
  • Planteamiento del problema: ¿Qué dificultades o interrogantes planteó esta temática? 
  • El enfoque y la metodología adoptada para su abordaje: ¿Desde qué perspectiva y con qué instrumentos lo abordé? 
  • Objetivos planteados: ¿Qué metas me propuse?
  • Hipótesis formuladas: ¿Cuáles fueron las conjeturas o supuestos que me guiaron hasta aquí?

Esta serie de preguntas te ayudarán a estructurar tanto tu introducción como tu conclusión. Pero, ¡cuidado porque no son lo mismo! 

En la introducción presentarás estos puntos e, incluso, puede que tengas que agregar otros también relevantes para tu trabajo. En cambio, en la conclusión no tendrás que repetir cada uno de estos aspectos sino articularlos con los datos obtenidos. Es decir, ahora podrás apoyarte sobre esta información para recapitular las partes principales y ofrecer reflexiones al respecto.   

Vuelve sobre los objetivos y las hipótesis de tus conclusiones

¿Lograste cumplir las metas de tu investigación? ¿Se verificaron las hipótesis? En línea con lo anterior, focalicemos ahora sobre estas dos etapas que constituyen una pieza clave de tu práctica. 

Por consiguiente, resulta clave que puedas estructurar tus conclusiones en función de los objetivos y las hipótesis planteadas. Puesto que estas últimas suelen estar estrechamente vinculadas, lo ideal es que puedas enunciar una conclusión para cada objetivo

En relación con las hipótesis, será importante que también las articules a estos enunciados o proposiciones. En este caso, tendrás que recuperarlas y dar cuenta de su validez, reformulación o rechazo

Escribe con un lenguaje claro y preciso

Es clave que tus conclusiones estén redactadas de un modo claro, conciso y exacto. ¿Esto qué quiere decir? Intenta enunciarlas en frases breves y con palabras precisas. Si es necesario que te extiendas en algún caso, que tu párrafo se mantenga cohesionado en todo momento. Es decir, utiliza conectores que relacionen sus diferentes componentes, ya sean ideas, o causas y consecuencias.

Además, usa correctamente los signos de puntuación para separar sus partes. Y, sobre todo, evita las ambigüedades, los rodeos, los detalles innecesarios, el estilo barroco y los adjetivos que distraigan al lector. 

El objetivo que debes cumplir con tus consideraciones finales es que tus receptores entiendan cuáles son los aportes concretos de tu investigación. Incluso, deberían poder extraer de este último apartado toda la información relevante en este sentido.

Por último, tampoco olvides de utilizar el lenguaje técnico que define tu área o disciplina. 

Utiliza expresiones que delineen y clarifiquen la exposición de tus ideas

Algunas palabras o expresiones de nuestra lengua pueden ayudarte a especificar y conectar de un modo adecuado tus reflexiones finales. Puedes usar frases como: “en conclusión”, “concluimos que”, “a lo largo de la investigación se comprobó que”, “en síntesis”, “finalmente”, “llegamos a la conclusión de que”, “a partir del análisis, demostramos que”, entre otras similares. 

Este tipo de vocablos son ideales para presentar tus aportes, ya que definen la intención enunciativa. Además, te permite encabezar cada conclusión y distinguirla de las demás. 

Menciona cuáles han sido las fortalezas y debilidades del enfoque adoptado

Puedes hacer esto dentro del mismo apartado de las conclusiones o en otro a continuación que suele denominarse “recomendación” o “discusión”. Aquí expondrás, también de manera clara y precisa, cuáles han sido las ventajas y fortalezas del tipo de investigación realizada. Es decir, podrás hacer hincapié sobre los beneficios que ofrecen determinados enfoques en relación con ciertas problemáticas.

También puedes mencionar la pertinencia de aspectos metodológicos y sobre cuestiones instrumentales de la recolección de la información. Por otro lado, además deberás indicar cuáles han sido las debilidades que identificaste en el proceso.

Esto es, qué aspectos se podrían mejorar, qué perspectivas presentan deficiencias en relación con el objeto de estudio, qué métodos habrían sido más eficientes, etc. Lo importante es que adoptes una visión crítica y analítica de la experiencia. Si lo logras, ¡eso significa que te has convertido en un/a investigador/a!

Propón líneas de investigación futuras o posibilidades de ampliación

En línea con lo expuesto anteriormente, deberás pensar en tus futuros lectores. Estos no solamente evaluarán la calidad de tu trabajo, sino que pueden consultarlo por interés. Es decir, de repente puede que alguien busque y escoja tu investigación para la suya propia. ¿No sería magnífico? 

Sí. Y, justamente, por esta razón es que no debes olvidar de incorporar otro conjunto de elementos en tus conclusiones. Esto es, tendrás que proponer líneas de indagación futuras y todavía no realizadas. Por lo tanto, esto implica que puedas dar apertura a otras potencialidades. 

Obtención de la información para tus conclusiones

¿De dónde obtendrás esta información? Pues, de tu propia experiencia. Entre la revisión de antecedentes que realizaste casi al inicio del proceso y la consolidación de tu propia investigación, te encuentras en condiciones de visualizar el panorama de otro modo.

Ya que tu trabajo fue fundamentalmente de carácter novedoso y actual, es probable que mientras avanzabas hayas encontrado otras posibilidades. Aunque a veces la extensión o la pertinencia no nos lo permite, es seguro que te detuviste mientras tanto en cuestiones que no habías considerado

Estos tópicos, perspectivas o problemáticas muchas veces suelen incorporarse en nuestro trabajo a la manera de una nota a pie, por ejemplo. Y también al final de las conclusiones

¿Cómo iniciar la redacción de tus conclusiones?

Existen diversas formas y puedes escoger la que mejor se adapte al estilo que vienes desplegando. Algunos ejemplos son:

  • “Nuestro enfoque se basó en… Sin embargo, sería interesante indagar en este otro aspecto…”
  • “El concepto de… resultó pertinente para abordar tal problemática. No obstante, las categorías de… podrían implicar una ampliación…”
  • “La presente investigación obtuvo resultados orientados a… Aunque el análisis arrojó datos fundamentales, se podrían analizar también las variables de…”
  • “A los objetivos de nuestra investigación, no focalizaremos en tal punto. De todos modos, proponemos para próximas investigaciones enfatizar en cuestiones como…”
  • “Para respetar la extensión exigida en el formato de este trabajo, no abordaremos… Aunque podría considerarse para una investigación futura sobre…”

 

¿Cómo iniciar la redacción de tus conclusiones?

Gracias a estos ejemplos es que ahora puedes tener una idea más clara de cómo redactar correctamente tus conclusiones.

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